José Jara, el dueño de la cancha

Semillas, pasto y regadores, es el diario vivir de una de las personas más importantes del coliseo central y de quién manda en el campo de juego. Esta es la historia de José Jara, el canchero del Estadio Nacional.

Por Francesco Daveggio

Cuando se va a disputar un partido de fútbol, una de las cosas que más importa es el estado de la cancha, labor que José Jara ha cumplido desde el año 2003. Desde niño le ha gustado el deporte, en especial el fútbol y siempre ha querido estar ligado a él, aunque sea anónimamente.

José relata que debe tener mucho cuidado para mantener la cancha, debido a su fragilidad ha tenido más de una conversación con técnicos deportivos y productores de eventos, para mantener lo más preciado para él, el pasto del Estadio Nacional.

En el coliseo central se realizan varias actividades y eventos ajenos al fútbol y la cancha queda en mal estado, la cual no se a recuperar para un partido. José Jara lucha día a día contra eso y siente una gran responsabilidad. “Uno anónimamente también es parte del proceso, y cuando te paras en la cancha esperas que salga todo bien. Dices: ojalá ganemos, pero si perdemos u ocurre cualquier cosa anexa, que no sea por culpa de la cancha”.

Pero no todo es trabajo. José es albo y recuerda perfectamente la final entre Colo Colo y Universidad de Chile, en la que el equipo de sus amores ganó y él salió a celebrar junto a los jugadores, asumiendo que lo podían retar sus jefes. Eso sí, el mismo comenta que en otras oportunidades, debe mantener la compostura durante el partido: “Cuando yo estoy al lado de la cancha y veo que está jugando mi equipo tengo que ser profesional, no puedo estar celebrando si estoy al lado de la banca de “la U” u otro equipo. Ahí la parte emocional para adentro”.

Otra de las funciones que cumple es la de manejar la ambulancia móvil. José cuenta que una vez en un partido entre Chile y Colombia, uno de los cafeteros no quiso ser llevado en ambulancia cuando esta ya estaba adentro del campo de juego. Sin embargo, lo hizo igual pero con una costosa salida de la cancha, lo pusieron a un costado de la banca chilena para que lo atendieran: “Ahí se lo comieron al negro”.

José está encantado con su trabajo, desde niño que le ha gustado el fútbol y estar ligado de alguna forma aunque sea anónima lo reconforta. “Cuando joven yo venía al estadio, me tiraba al pasto, jugaba y disfrutaba. Entonces, ahora cuando veo escolares me veo reflejado en ellos y los dejo pasarla bien un rato”.

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