El testigo de la tragedia de 1955

La euforia y falta de organización, hicieron que siete personas perdieran la vida tras ser aplastadas por las rejas del Estadio Nacional. Este es el relato de uno de los asistentes que presenció el momento más triste del fútbol chileno.

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Por Rodrigo Andrés Miño Silva

El 30 de marzo de 1955 se jugó la final por el campeonato sudamericano. Si Chile le ganaba a Argentina se convertiría por primera vez en campeón internacional. La gente estaba entusiasmada, la campaña que estaba realizando “la roja” era de las más destacada en años. Sin embargo, la falta de organización provocó el peor accidente que haya sucedido en el recinto ñuñoino.

Jaime de Solminihac fue testigo del momento. A los 17 años, el ex jugador de rugby vio cómo la reja principal del acceso Grecia caía en medio del caos colectivo. “Mi padre había sacado entrada numerada para ver el partido, pero cuando llegamos al estadio el anexo estaba totalmente colapsado”.

El desorden en los controles internos era de tal magnitud que, ni la misma prensa e invitados podían acceder al recinto. Uno de ellos era Sergio Livingstone, quien bordeó todo el coliseo intentando poder acceder por alguna puerta al sector marquesina.

La tragedia se generó por un colapso de gente en la apertura de las puertas, en donde fallecieron seis personas y una última en el hospital. Entre ellos se encontraban niños, jóvenes y adultos. Tras lo ocurrido, uno un polémico proceso judicial para determinar responsables.

“Finalmente, logré entrar y en una de las vueltas donde están las escaleras empezó la gente a empujar. (En el lugar) había un fulano que se dobló el estómago con el fierro de la reja  y lo tuvimos que sacar entre varios, porque se desmayó”, comenta. “Carabineros ya había actuado corriendo palos, porque mucha gente había tratado de entrar a la mala, pero ya estaba todo superado”.

Tras lo ocurrido, muchos de los asistentes no estaban enterados de lo ocurrido y fue por medio del boca a boca y la prensa, que se enteraron de lo sucedido.

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